Visitas

miércoles, 25 de noviembre de 2015

La farsa de las SaberPro

Las pruebas Saber Pro, antes conocidas como ECAES, son una farsa. Sus preguntas con sesgos políticos, su limitada división por competencias y, sobre todo, su olvido para con las Humanidades hacen de este extenso cuestionario dominguero una pérdida insensata de tiempo.
El pasado 22 de noviembre fui uno de los 324 mil colombianos que se levantaron temprano y se sentaron en la silla de un salón de clases a gastar su día de descanso. Gastar, despilfarrar, dilapidar: no encuentro más palabras que definan mejor que un gran número de los universitarios de este país dediquemos más de cuatro horas a resolver un examen que poco o nada incidirá en nuestros ámbitos de conocimiento profesional. Y cuando digo esto, me refiero específicamente a las Humanidades.
Resulta que en Colombia viene dándose un proceso de discriminación académica por parte de las instituciones gubernamentales. Hay una especie de segregación profesional en la que el Estado beneficia más a las carreras involucradas en el desarrollo tecnológico y económico que a las que no lo están. Esta idea se refleja en las más de cuarenta competencias específicas que ofrece el Icfes en las pruebas Saber Pro: ninguna (salvo investigación en ciencias sociales) se enfoca en las Humanidades.
Se supone que estas pruebas son para obtener datos sobre los niveles educativos de los estudiantes universitarios de diferentes programas del país, para luego elaborar políticas públicas centradas en solventar las falencias curriculares y epistemológicas. Ahora, si nunca se evalúan disciplinas como literatura, lingüística, historia, filosofía o artes plásticas, ¿con qué bases podrá el Ministerio de Educación llevar a cabo una gestión educativa correcta? ¿Para qué le sirven entonces las pruebas Saber Pro a los que estudian alguna de las Humanidades? Pues para echar a perder un domingo.
Si en 1907 el ex presidente Rafael Uribe Uribe se quejaba de que en Colombia sólo se exportaban versos, hoy podría decirse que al tipo se le ha cumplido el sueño, ya que la actualidad de nuestro país está diseñada para que los artistas, los filósofos y estudiosos de la condición humana se extingan en un basural de pocas oportunidades.
Una sociedad que aspira a la paz en el posconflicto no puede fundarse solo en cálculos financieros, proyectos urbanísticos y herramientas tecnológicas. Mucho cuidado con pensar así, no todo es técnica y mercado. Si el Gobierno pensara más en las Humanidades a lo mejor fuéramos más conscientes de nuestro lugar en el mundo y el voto y la dignidad no estuvieran tan a la venta.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Homofobia y vergüenza



Les diré algo que sonará a sentencia: muchos se avergonzará de la homofobia en el futuro. Pasa hoy en día con el racismo: uno ve esas fotos viejas de los periódicos en donde aparecen multitudes de blancos protestando a favor de la segregación racial y las primeras frases que se nos vienen a la cabeza son “qué gente más bruta, qué gente tan despiadada”.


Manifestantes en contra de la integración racial en Estados Unidos. Escrito en los carteles: 
"La mezcla de razas es comunismo", "detengan la mezcla de razas".

Incluso la xenofobia ha cogido por el mismo camino. Basta con ver el concepto general que el mundo tiene del nazismo o del fascismo para darnos cuenta de cómo aquellas posturas ideológicas sólo producen burla y rechazo. Hacer de Hitler o de Mussolini en nuestros tiempos implica arrastrar sobre nuestra personalidad un chiste de mal gusto que nadie quiere protagonizar.



Así que les advierto a todos los que protestan en contra del matrimonio igualitario y de la adopción por parte de parejas del mismo sexo que reconsideren su postura. O al menos que sean más respetuosos con ella. No vaya a ser que en un futuro no muy lejano se vean igual de ridículos que los encapuchados del Ku Klux Klan.



Cuando salgan a la calle a gritar consignas acusadoras contra el derecho de los niños a ser adoptados por homosexuales, piénsenlo bien. La historia siempre se ha encargado de ridiculizar al dogmatismo censurador y a las injusticias. Es nuestro deber salvarnos de aquel circo en donde las décadas nos van vistiendo de payasos. Con sólo imaginar lo que será el procurador Alejandro Ordóñez para la Colombia del mañana ya me estoy partiendo de risa. ¿Qué necesidad hay de hacer parte de aquel lamentable muro de la infamia que no acepta la diversidad sexual y que con los años será visto con reprobación?



En Cartagena cristianos protestaron en contra del fallo de la Corte Constitucional 
Colombiana. Foto tomada del periódico El Universal. Fotógrafo: Óscar Díaz Acosta.
Siento tristeza por aquellos cartageneros que, siguiéndoles las aguas a la Asociación de Ministros del Evangelio en Bolívar, se aglomeraron frente a la Torre del Reloj para mostrar su desacuerdo con la decisión tomada por la Corte Constitucional de aceptar la adopción igualitaria. Consterna que personas que supuestamente siguen las enseñanzas del mensaje cristiano tengan tan poco afecto por el prójimo. Prueba de ello es el referendo que quieren promover para volver a la penosa realidad en donde la adopción era un derecho exclusivo de los heterosexuales.



Por eso es que a veces pienso que al cristianismo le faltan cristianos y le sobran creyentes, pues son más los que quieren ganarse el cielo con camándulas y padrenuestros que los que ayudan y respetan los derechos del otro.




El cielo, si es que existe, se gana amando y entendiendo la pluralidad intelectual y sentimental de los demás.