¿Quién nos entiende a los cartageneros? En cuestiones electorales somos los seres más jodidos del mundo. Pasamos los cuatro años de un gobierno criticando a nuestros servidores públicos y luego el día de las elecciones terminamos reeligiéndolos. Con votaciones estratosféricas y gritos de júbilo los lanzamos de nuevo al ámbito del poder. Y nos reímos con ellos y aplaudimos sus victorias, pero al poco tiempo estamos quejándonos, como si no hubiéramos sido nosotros los encargados de habernos puesto la soga al cuello.
La verdad es que somos unos hipócritas. Nos jactamos de querer optimizar la calidad de vida de la ciudad mientras seguimos votando por los candidatos de las maquinarias políticas de siempre. Nos llenamos la boca con consignas de progreso y libertad al tiempo que ejercitamos una filosofía electoral mediocre y contradictoria. He ahí la razón de que constantemente insistamos en cambiar la realidad social que habitamos mientras somos incapaces de cambiar la base política de nuestras corporaciones públicas.
El ejemplo perfecto para esto es el Concejo Distrital de Cartagena. Es vergonzoso saber que somos testigos y cómplices de que este organismo no experimente una verdadera renovación política. De los 19 concejales electos para el período 2016-2019, nueve repiten su curul. Entre los diez restantes, hay varios que, pese a que llegan por primera vez al cargo, conservan el poder político dentro de la familia: es el caso de la candidata electa del partido verde Angélica Hodeg (hija del exconcejal Lorenzo Hodeg) y del candidato electo del Partido Liberal Javier Curi (hijo del exalcalde Nicolás Curi).
¿Podríamos hablar de una Cartagena nueva y transformada cuando el Concejo es viejo e inmutable? Lo siento, pero no. Con los concejales perpetuos que hay ahora, la ciudad jamás será partícipe de una revolución cultural y urbana.
Hay una frase atribuida a Albert Einstein que explica muy bien esta situación: “si quieres algo distinto, no hagas siempre lo mismo”. Y en eso ha consistido nuestro mayor error: pedir una ciudad mejor mientras votamos por los mismos.
Frente a todo este problema, no nos queda en este momento otra opción que exigir que los concejales nuevos que lleguen hagan un buen trabajo, y que los que fueron reelegidos procuren salir de su letargo de proyectos intrascendentes y debates banales que, más que una pérdida de tiempo, implican una pérdida de dinero directamente sacado del bolsillo del contribuyente.
Cartagena merece más que la derrota de Quinto. Cartagena necesita un Concejo útil, laborioso y que no parezca sacado de un parque jurásico.
http://m.eluniversal.com.co/opinion/columna/un-concejo-util-9506
http://m.eluniversal.com.co/opinion/columna/un-concejo-util-9506