¿Usted va a votar por Óscar Iván Zuluaga? Piénselo bien antes de hacerlo. ¿Le molesta que no respete su criterio político? Bueno, a mí me molesta que gente como usted no respete ni se conmueva con tanto muerto que ya han dejado más de cincuenta años de guerra. Me molesta, aún más, que su candidato ni siquiera reconozca el conflicto, que en su cabeza no quepa el dolor de las víctimas y que en su consciencia sólo exista la terca solución de la violencia.
¿Usted de verdad piensa elegir a un personaje que es la sombra de otro? ¿Acaso no ve los intentos de Zuluaga por duplicar a Uribe? Debería reconsiderar su elección, pues el tipo no se parece, sino que quiere parecerse a Uribe. Entonces querrá seguir con las chuzadas a la oposición política, con las zonas francas revalorizadas en beneficio de ciertos particulares, con las bonificaciones a soldados cuando maten para que continúen los falsos positivos, con las malas relaciones internacionales y con la corrupción de programas como Agro Ingreso Seguro.
Sabiendo todo eso ¿optará por Zuluaga que además desea perpetuar esta guerra en la que constantemente se han matado, unos a otros, los hijos de los pobres?
No crea usted que desconozco que Santos tampoco es un prodigio, pero por lo menos tiene en cuenta la paz, y ya eso es una diferencia considerable. Sin embargo, a veces pienso en lo mal que nos va en esta “democracia”. Que debamos decidir entre la derecha y la ultraderecha habla mucho de nuestra actualidad. Que varios intelectuales de izquierda estén obligados a promover la candidatura de Santos para que no gane Zuluaga muestra el punto miserable al que ha llegado nuestra política nacional.
Lo más normal es que siendo este un país tan devastado por la ineptitud de los gobiernos conservadores la gente termine eligiendo a un presidente diferente, que sea del pueblo y tenga inclinaciones hacia la izquierda. Pero contradictoriamente nos ha tocado una segunda vuelta terrible, decidida por el 40% de colombianos que votaron y autorizada por el otro 60% que se quedó en sus casas viendo televisión o esperando la plata del voto.
Así estamos: votando mal o no votando, y eso nos tiene jodidos. Se nos fermentó el criterio político a punta de no usarlo. Y cómo no, si los colombianos llenamos más estadios de fútbol que puestos de votación. En el fondo, la culpa de que este país vuelva a sus años de guerra y de miedo no va a ser de Zuluaga, ni siquiera de usted, que votará por él, sino de todos aquellos que no se inmutarán por meter su tarjetón en las urnas.
Pese a ello, si usted vota por Zuluaga no vaya a incomodarse si creemos que patrocina la guerra.
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