De todos los escenarios graciosos de la sociedad el más cómico es
el político. Y lo es porque siendo algo tan serio nuestros políticos siempre se
las ingenian para sacarla del estadio. Uno se entera de unas situaciones tan
ridículas y absurdas que hemos terminado por reírnos para contrarrestar el
daño. Y así ha sido durante décadas, porque la historia
de Colombia es la historia de una broma pesada, repetida año tras año
en cada institución pública que nos vamos inventando.
Es el momento para echar una carcajada y preguntarnos seriamente:
¿será que este concejal nos está viendo cara de imbéciles a los ciudadanos?
¿Será que está convencido de que los cartageneros no piensan, no critican y no
tienen el poder suficiente para censurarlo?
Ya de la clase política de Cartagena uno puede esperar
todo un sinnúmero de artimañas. Estos tipos nos han robado el paisaje, han
malgastado nuestros impuestos, han vendido nuestras playas, les han mentido a
nuestros abuelos, nos han condenado al subdesarrollo y a la escasez de
servicios públicos, se han apostado como buenos profetas sin serlos, y ahora,
con la candidatura de Quinto Guerra, se nos burlan en el rostro con el más
desvergonzado cinismo.
De todo esto, lo que más me sorprende es la confianza que tiene
Quinto en lo que está haciendo. Siempre va con esa mirada de victoria, con
esa seguridad de que nada ni nadie va a interferir en sus planes.
Anda por el mundo como si todos fuéramos a votar por él, como si ya él fuera el
alcalde. Cuidado: no vaya a ser que a la gente honrada se le dé por despertar y
cambiar la triste dinámica de estos gobiernos podridos.
¿Cómo puede quedar electa una persona
que desde ya nos está metiendo el dedo en la boca? ¿Patrocinaremos el timo y la
viveza? ¿Será posible que alguien que trate de engañar al Concejo Nacional
Electoral durante su campaña no nos engañe luego a nosotros cuando sea alcalde?
Hay que aclarar que Quinto Guerra sí tiene un club, pero un club
de comediantes baratos y bufones de poca monta que lo siguen a toda empresa sin
importarles la mentira ni el descaro. Si ese club quiere hacer publicidad
electoral antes de tiempo, pues que lo haga, pero que no subestimen la
inteligencia de los cartageneros, porque brutos no somos.
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